¿Cómo se explican los sentimientos?
Es curioso, yo, enamorado de una isla.
Hoy, vacío.
¿Será esto a lo que llaman morriña?
Tierras cargadas de magia, bosques de helechos y eucaliptos, aguas frías y cristalinas…
Lo primero que hice fue desenterrar mi trocito de alma. Seguía allí, donde la dejé por primera vez.
Curioso fue mi retorno. No viajé solo como esperaba. Algunos de los que considero hermanos me acompañaban, otros se vieron obligados a quedarse. Creo que una parte de mi también los llevó conmigo.
Eran las doce de la noche, un puñado de mochilas, cinco tiendas de campaña, seis amigos y una aventura por vivir. Al llegar a la estación nos aguardaba una grata sorpresa, allí estaban todos. Esperaban para despedirnos.
Risas, nervios y al final… Llegamos, nada había cambiado. Todo estaba igual, justo como lo deje la última vez.
Los días pasaron muy rápido, quizás demasiado, pero a quien voy a engañar, las vacaciones son así para todo el mundo.
Antes de partir, una chica me pidió que a mi regreso le contara todo lo que había sentido al estar allí. La verdad no sé por dónde empezar, felicidad tal vez, ganas de quedarme para siempre, paz, me sentí yo mismo, me sentí tal y como soy.
Como diría una gran amiga, “Siempre el mar”.
En fin, una nota antes de despedirme. Siento tardar tanto en escribir.
Cerré mi blog por vacaciones.
Es curioso, yo, enamorado de una isla.
Hoy, vacío.
¿Será esto a lo que llaman morriña?
Tierras cargadas de magia, bosques de helechos y eucaliptos, aguas frías y cristalinas…
Lo primero que hice fue desenterrar mi trocito de alma. Seguía allí, donde la dejé por primera vez.
Curioso fue mi retorno. No viajé solo como esperaba. Algunos de los que considero hermanos me acompañaban, otros se vieron obligados a quedarse. Creo que una parte de mi también los llevó conmigo.
Eran las doce de la noche, un puñado de mochilas, cinco tiendas de campaña, seis amigos y una aventura por vivir. Al llegar a la estación nos aguardaba una grata sorpresa, allí estaban todos. Esperaban para despedirnos.
Risas, nervios y al final… Llegamos, nada había cambiado. Todo estaba igual, justo como lo deje la última vez.
Los días pasaron muy rápido, quizás demasiado, pero a quien voy a engañar, las vacaciones son así para todo el mundo.
Antes de partir, una chica me pidió que a mi regreso le contara todo lo que había sentido al estar allí. La verdad no sé por dónde empezar, felicidad tal vez, ganas de quedarme para siempre, paz, me sentí yo mismo, me sentí tal y como soy.
Como diría una gran amiga, “Siempre el mar”.
En fin, una nota antes de despedirme. Siento tardar tanto en escribir.
Cerré mi blog por vacaciones.