EL COLOR DE LA LUNA

-¿De qué color es la tristeza? Preguntó la estrella al cerezo.
- Es del color que toma el mar al acostarse el sol en su regazo. Un color azul oscuro, salvaje.
-¿De qué color son los sueños?
-Los sueños son del color del crepúsculo.
-¿De qué color es la alegría?
-Del color del mediodía, mi pequeña estrella.
-¿Y la soledad?
-La soledad es de color violeta.
-¿Y el cariño? Olvidaba preguntarte de qué color es el cariño.
-Del color de los ojos de Dios. Respondió el árbol.
-¿De qué color es el amor?
-Del color de la luna cuando hay luna llena.

ALKYONI PAPADAKI

viernes, 19 de septiembre de 2008

ADIÓS DULCINEA

Escaleras abajo está el pasillo que lleva hasta el almacén. Ancho y bastante iluminado, me condujo ante dos grandes puertas de hierro que custodiaban la sala donde tenía que hacer el inventario.
Cuatro vueltas de llave a izquierdas y un rechinar de bisagras.

Dentro, di la luz, una amarillenta bombilla apenas alumbraba el lugar. El suelo era de cemento, bastante sucio. Las paredes dejaban entrever que un día lucieron blancas y radiantes, hoy cubiertas de polvo visten tonos amarillentos y grisáceos.
Hace mucho frio aquí dentro y el aire huele a mohoso.
No hay mucho que inventariar…
Una estantería metálica junto a la pared acumula decenas de cajas de cartón llenas de viejos recuerdos. Alguien las bajó hasta aquí y se ocupó de precintarlas bien para conservar su contenido, me temo que la humedad del lugar ha deteriorado bastante el cartón, espero que no se halla estropeado nada.
Cruzado de brazos suspiro mientras miro a mi alrededor.
¿Cuánto tiempo hace que no se ventila este lugar?
Creo que antes de ponerme a abrir cajas voy a limpiar un poco.
Así al menos podrá volver a latir…
Sí, bajé las escaleras que llevaban hasta mi corazón, desolador panorama ¿no?
¿Cuánto tiempo hace que no visitáis el vuestro?
He decidido ventilar todo esto, le daré una mano de pintura para que luzca guapo, esas roñosas estanterías llenas de cajas…
Estoy seguro de que debería tirar más de la mitad de lo que hay dentro.
Y así lo haré.
Querida amiga, sabes que lo intenté, hubiese ido a cualquier lugar del mundo si me lo hubieses pedido. Aposté muy fuerte y lo perdí todo.
Ya no importa.
En el siglo XXI hasta los trenes del destino son de alta velocidad y el mundo no espera por nadie. Estuve allí, nunca fuiste a la estación.
Ya no importa.
Hoy, desperté alegre, contento conmigo mismo, no entiendo porque tengo esta sonrisa indeleble en mi cara. Hasta hice una locura enviando un mensaje a otra chica.
¿Y tú?
Ya no importa.
Amigo Sancho, tenías razón. No eran gigantes…
Molinos sobre un cristal, sobre éste en el que de vez en cuando me da por escribir. Siento haber tardado tanto en volver. Salí a dar un largo paseo, quería ver el mundo desde el otro lado.