EL COLOR DE LA LUNA

-¿De qué color es la tristeza? Preguntó la estrella al cerezo.
- Es del color que toma el mar al acostarse el sol en su regazo. Un color azul oscuro, salvaje.
-¿De qué color son los sueños?
-Los sueños son del color del crepúsculo.
-¿De qué color es la alegría?
-Del color del mediodía, mi pequeña estrella.
-¿Y la soledad?
-La soledad es de color violeta.
-¿Y el cariño? Olvidaba preguntarte de qué color es el cariño.
-Del color de los ojos de Dios. Respondió el árbol.
-¿De qué color es el amor?
-Del color de la luna cuando hay luna llena.

ALKYONI PAPADAKI

lunes, 30 de enero de 2012

DESTINO

Una nota escrita a pluma descansaba sobre la mesita del recibidor. No hicieron falta más palabras.

Cogió su sombrero negro, su abrigo nuevo, revisó su billetera y se marchó.

El cochero esperaba a la puerta, su equipaje estaba cargado y le hizo salir de inmediato. Quería llegar con tiempo a la estación, el tren no espera por nadie y esa fría y nublada mañana de invierno no le regalaría una excepción.

Su reloj marcaba las siete, y en silencio, perdido en sus pensamientos se descubrió a sí mismo con la mirada fija en el albor sobre los tejados. Mudo y helado continuó sus cavilaciones mientras su carruaje volaba y lo mecía con suavidad descompasada.

Llegado el momento pagó al cochero, recogió su maleta y lentamente se fue hacia el andén.

Un banco sucio y descolorido le dio descanso en su espera, frente a él, un gigante de hierro, madera y acero desperezaba su maquinaria de vapor mientras gritaba una y otra vez con voz aguda y ensordecedora.

-Es la hora- se susurro. Sacó de su chaqueta el billete, se puso en pie, cogió su maleta y observó pacientemente como el resto de los pasajeros iban entrando en el tren.

-Señor, ya puede subir, ya estamos listos- El revisor era un muchacho delgado y de pelo cobrizo, vociferaba en el andén dando las últimas instrucciones a los viajeros más rezagados.

De nuevo, aquella bestia metálica rugió con toda su furia anunciando su salida. Había llegado el momento, se giro una última vez con intención de despedirse de aquel paisaje y a su cabeza llegaron aquellas palabras que ahora yacían sobre el mueble del recibidor.

Fijó su mirada en los ojos del joven pelirrojo y con la voz rota le deseó buen viaje. El muchacho, con gesto de sorpresa, cerró lentamente la puerta y él, clavado en el suelo, observó como su tren se marchaba.

El resto de la mañana la pasó solo, sonriendo, sentado en el aquel banco sucio y descolorido...

domingo, 29 de enero de 2012

REENCUENTRO

“Un portarretratos vacío, un cochecito de latón, tres canicas verdes, un pañuelo rosa de seda…

¡Vaya! ¿Y esto qué es?

Madre mía, nunca imaginé que pudieras guardar tantas cosas en este baúl. ¿Estás seguro de que te sirven todas? Trajiste un montón de maletas, y todavía faltan por subir los cuadros, las bolsas de viaje, la tele y un centenar de cajas…

¡Oye! La verdad es que tu nueva casa está genial eh. Bueno, el edificio es un poco viejo pero... ¡tiene unas vistas estupendas!

Si, tienes razón, ¡la cosa pinta muy bien!

Macho, no me puedo creer que todavía conserves este perchero. ¡Pero si es feísimo! ¿Cómo? ¿Qué a ti te encanta? Ya está, definitivamente, ¡estás como una cabra!

¡¡Guau!! Mira esta fotografía, la verdad, ya ni me acordaba… ¿Cuánto hace ya de esto? ¿Tanto? ¿Y qué fue de…”



mmm… Vaya, perdón, estaba algo traspuesto. Me has pillado echando un sueñecito…

¿Qué tal estás? La verdad es que hacía mucho que no nos veíamos. Pero pasa por favor, ya sabes, ¡estás en tu casa!

Voy a prepararte algo. ¿Qué tal un té? ¿Te apetece? Tengo unas pastitas que están estupendas, anda, siéntate, tenemos mucho de que hablar...

miércoles, 25 de enero de 2012

¿Y SI MAÑANA FUERA AYER?


Ya no creo en la justicia de los hombres. Tal vez aquellos que deban impartirla no se merezcan tal honor.

Tal vez…

Quizás ha llegado la hora de echar la vista atrás, es posible que si nos detenemos, aunque solo sea un instante nos perdamos del todo. Hace ya tanto que echamos a correr… Y lo hicimos tan rápido…

¿Alguno de vosotros sabe a dónde queremos llegar? ¿Queda alguien lo suficientemente valiente para explicarnos a todos sin tapujos quienes fuimos no hace mucho?

Tal vez haya llegado la hora. Quizás debamos desempolvar los viejos libros de caballería y recuperar aquel pasado en el que el honor, el saber, la educación, la justicia, la amistad, el respeto y el compromiso eran valores necesarios e importantísimos en la vida de un hombre.

Tal vez…

Amigos, perdonad mis cavilaciones públicas, no sé, he llegado a sentir que aún estábamos a tiempo.