EL COLOR DE LA LUNA

-¿De qué color es la tristeza? Preguntó la estrella al cerezo.
- Es del color que toma el mar al acostarse el sol en su regazo. Un color azul oscuro, salvaje.
-¿De qué color son los sueños?
-Los sueños son del color del crepúsculo.
-¿De qué color es la alegría?
-Del color del mediodía, mi pequeña estrella.
-¿Y la soledad?
-La soledad es de color violeta.
-¿Y el cariño? Olvidaba preguntarte de qué color es el cariño.
-Del color de los ojos de Dios. Respondió el árbol.
-¿De qué color es el amor?
-Del color de la luna cuando hay luna llena.

ALKYONI PAPADAKI

sábado, 4 de octubre de 2008

LA SONRISA DE UN HADA


Más o menos ha pasado una semana. Llevaba un mochilón enorme y embarqué en un viejo autobús de dos pisos.

Destino…

Muy lejos de casa.

Sobre mis riñones doloridos, pesaban las horas del casi eterno viaje que me llevaba con la mente puesta en llegar a un lugar llamado Gaya Nuño.

Sin saberlo, muy cerca de mí, justo en el piso de arriba, viajaba ella.

Un hada.

Una de las de verdad, una de las que tanto había oído hablar cuando era pequeño. De esas que están cargadas de magia y su mirada puede iluminar hasta el día más oscuro. Es capaz de embriagar de felicidad el alma más seca y rancia solamente con su sonrisa. Ella tiene alas, sabe hacerte volar y llevarte a sitios que aun no han sido escritos pero con los que todos alguna vez hemos soñado.

Yo siempre creí en ellas. Todos esos cuentos que leí y me contaron cuando era pequeño…

Anoche, sin ir más lejos, vino a visitar mi habitación. Yo, ajeno a esa reunión dormía plácidamente soñando tal vez con sus palabras.

Sentada al borde de mi cama habló en bajito, susurrando mientras velaba por mi reposo.

Al despertar, la suave luz del amanecer invadía mi cuarto. Una ligera brisa matutina entraba por la venta que al marcharse dejó entre abierta, enfriaba la punta de mi nariz haciendo que me acurrucara entre mis sabanas.

En mis labios, una sonrisa.

Y allí, en el cristal empañado que utilizo para dibujar mis sueños, un mensaje de despedida en el que se leía claramente. “Un besito :D”.

Anoche, alguien me explicó que los sentimientos no tienen explicación.

Anoche soñé con todo esto.

Tal vez.

No hace mucho, conocí a un Hada.

2 comentarios:

Tristán dijo...

Compañero, amigo... ¡qué hermoso viaje emprendiste! Ese Hada que ahora ilumina tu corazón seguro que siente una gran alegría en su alma, como tú la sientes por ella.
Deseo que esa paz no te abandone nuca.

Recuerdos desde mi Buhardilla.

Anónimo dijo...

poco tengo que decir que no te haya dicho ya... y la verdad... me encanta usar las alas para verte desde arriba... no hace falta que me digas donde estás... pues sé que cuando me abrace a un pino, ahi vas a estar tú, escondido!!

un besote enano!!